Muchos prejuicios y contradicciones rodean la historia de la Cannabis sativa en todo el mundo. Se estima que el cáñamo fue una de las primeras plantas cultivadas por la humanidad. Los arqueólogos han encontrado restos de telas de cáñamo en la antigua Mesopotamia (ahora Irán e Irak) que datan del 8.000 a.C [1]. Existen registros similares en China que documentan el consumo de semillas y aceites de cáñamo, que datan de entre 6 mil y 4 mil años antes de Cristo. A su llegada a Europa, su uso principal fue la fabricación de cuerdas y telas para barcos; incluso las velas y accesorios de los barcos de Cristóbal Colón estaban hechas de este material. Asimismo, los primeros libros –luego de la invención de la imprenta por Gutenberg [2]– y muchas pinturas de Rembrandt y Van Gogh fueron hechas de cáñamo.
La utilización del cáñamo para la construcción civil tampoco es nueva. El hormigón de cáñamo fue descubierto en los pilares de los puentes construidos por los merovingios en el siglo VI, en lo que hoy es Francia. También se sabe que los romanos usaban fibra de cáñamo para reforzar el mortero en sus edificios. Hoy en día, aunque existen barreras legales en muchos países, el uso del cáñamo como material de construcción ha tenido resultados alentadores, con investigaciones que demuestran sus fuertes cualidades termoacústicas y sostenibles. El cáñamo puede dar forma a paneles fibrosos, revestimientos, láminas e incluso ladrillos.
Es importante comenzar señalando que si bien el cáñamo y la marihuana pertenecen a la misma especie (Cannabis sativa), son clasificaciones independientes con diferentes características. La marihuana tiene porcentajes más altos –hasta de un 20%– de THC (tetrahidrocannabinol), que es su principal sustancia psicoactiva, ubicada principalmente en la flor de la planta. El cáñamo industrial, a su vez, se cultiva por sus semillas, fibras y tallo, y contiene aproximadamente 0.3% de THC, lo que no es suficiente para afectar a las personas.
El cáñamo exige poca agua para crecer y, por lo tanto, no requiere de riego artificial, creciendo aproximadamente 50 veces más rápido que un árbol. Después de ser cosechadas y cortadas, las plantas se secan durante unos días antes de ser agrupadas y vertidas en recipientes con agua, para así hinchar los tallos. Cuando están secas, las fibras se pueden utilizar, entre otros usos, para la producción de papel, telas, cuerdas, envases biodegradables, biocombustibles y materiales de construcción. En el último caso, el material puede usarse como un aislante termoacústico, muy parecido a la lana de vidrio o la roca, o como concreto de cáñamo, a menudo llamado hempcrete. Para crearlo, se debe mezclar cáñamo, piedra caliza en polvo y agua para obtener una pasta espesa. A través de reacciones químicas entre los componentes, la mezcla se petrifica y se convierte en un bloque ligero, pero bastante resistente. Para construir muros, la mezcla se puede organizar como bloques, pulverizar o verter en formas lineales, utilizando los mismos métodos que la construcción de paredes de barro.
La innovación del hormigón de cáñamo como material de construcción radica en su función como material de rendimiento múltiple. Puede reemplazar completamente los agregados minerales en hormigones convencionales, e históricamente se agregó a hormigones y morteros para evitar retracciones en yeso o ladrillo de arcilla [3]. Cuando se cura retiene una gran cantidad de aire, con una densidad equivalente al 15% del hormigón tradicional, lo que lo convierte en un excelente aislante térmico y acústico. Una característica interesante del material es que es un buen aislante térmico y tiene una alta inercia térmica [4]. Es decir, aunque ligero y poroso, el cáñamo puede almacenar energía rápidamente y liberarla gradualmente, haciéndola efectiva para climas con variaciones de alta temperatura entre el día y la noche. También tiene buena resistencia al fuego, no es tóxico y es naturalmente resistente al moho y a los insectos. Incluso hay encuestas que apuntan a que el hempcrete es un material con carbono negativo, que además de compensar el carbono emitido en la producción, en realidad almacena carbono adicional dentro del propio material.
Para lograr estas propiedades termoacústicas, el material necesita "respirar", es decir, interactuar con el ambiente interno y externo, permitiendo que el cáñamo absorba y disperse el vapor de agua (humedad) y suavice las fluctuaciones de temperatura. Las paredes de cáñamo incluso pueden recibir recubrimientos siempre que permitan estos intercambios.
Sin embargo, el rendimiento mecánico del concreto de cáñamo es muy inferior al concreto o acero tradicional. Tiene una resistencia a la compresión de 2 MPa cuando no supera una densidad de 1000 kg/m2, lo que puede compararse con los ladrillos de adobe [3]. Funciona mejor como elemento "limite" o "divisor" que para levantar muros autoportantes. Otras desventajas en comparación con la mampostería común es el tiempo de curado, que puede mitigarse con el uso de ladrillos. Además, sigue siendo un producto relativamente caro, con poca información y mano de obra disponible para trabajarlo eficazmente.
Aunque esta realidad está cambiando lentamente, gran parte de la falta de estudios técnicos sobre este material se debe a la legislación. La historia muestra que, más que evidencia científica, la guerra contra el cannabis fue motivada por factores raciales, económicos, políticos y morales. Además, la misma prohibición de la droga a menudo se aplica a las plantas que no se utilizarían de forma recreativa. Gradualmente, países de todo el mundo han estado reconsiderando estas prohibiciones, y algunos países han permitido el cultivo legal de plantas de cannabis para uso medicinal e incluso recreativo. Actualmente, el mayor productor de cáñamo del mundo es China, que produce más del 70% del total mundial. Sin embargo, otros países también son relevantes para la producción mundial de cáñamo.
La investigación, las pruebas y la experimentación son esenciales para hacer que este material prometedor sea más popular y más barato para el uso masivo en la construcción. Quizás una de las plantas más antiguas cultivadas por la humanidad puede convertirse en el material sostenible y eficiente del futuro.
Notas
[1] The People's History. The Thistle. Volume 13, Number 2: Sept./Oct., 2000.
[2] Hemp users’ stories and its use as a medical remedy. MMedics
[3] Monika Brümmer, Mª Paz Sáez-Pérez, and Jorge Durán Suárez. Hemp Concrete: A High Performance Material for Green-Building and Retrofitting.
[4] Komsi, Jere. Thermal Properties of Hempcrete, a Case Study. Helsinki Metropolia University of Applied Sciences